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Esos pequeños detalles...

Zhao Yang (I)

 

Nos encontramos en mi segundo viaje a China. Era el primer viaje que decidíamos organizar por nuestra cuenta, sin el apoyo de nuestros colaboradores chinos, y me tocó la responsabilidad de hacerlo. Muy grande si tenemos en cuenta el carácter de mi jefe, por supuesto.

Después de dejarme la vista en Google Earth analizando bien la zona donde debíamos localizarnos estratégicamente para no estar ni lejos ni cerca de nuestros queridos fabricantes locales encontré un Hotel con muy buena pinta, aunque con un nombre sospechoso Haiyatt (¡coño, si le sobra una “a”!). No, no le sobra, es que las leyes de propiedad intelectual china son, digamos, muy permisivas (si es que hay alguna, claro).

Internet es una herramienta fantástica, y encontré la información suficiente, tanto del alojamiento en sí mismo, como de las actividades paralelas que se podían realizar allí en diversas guías y foros de viajes y de mongers, que es como parece ser se denomina a los busca-acompañantes internacionalmente. A mí me hace mucha gracia la palabrita de marras, tanto por su pronunciación como por su traducción literal: negociador.

Los precios terminaron de convencerme, algo menos de 90 euros una junior suite en un cinco estrellas es bastante razonable, creo yo.


La llegada al hotel después de 25 horas de taxis, aviones, escalas, más aviones y más taxis nos confirmó que habíamos acertado de pleno, y lo mejor aún estaba por descubrir.

Una cosa que se aprende viajando tan lejos es que el día que llegas no se puede trabajar, primero porque, al menos el aquí escribiente, llega con un jet lag de caballo percherón con unas ojeras que le dan dos vueltas a la cabeza; y segundo, porque hasta que la economía de la compañía no dé para volar como Dios manda, la “ergonomía” de los asientos de la clase turista no es la mejor del mundo. Vamos, que uno está cerca de treinta y tantas horas sin pegar ojo.

Así que, mucho día libre por delante y un nuevo hotel por investigar. Im-pres-cin-di-ble localizar el folletito de actividades del hotel...mmmmmm…spa y masajes, que mejor forma de relajar el cuerpo y recuperar algo de energía perdida que la reflexoterapia.

Llamadita a los colegas de viaje y a la planta 3. La de los masajes decentes. La de los increíblemente maravillosos masajes de pies. Un masaje de 2 horas cuesta la obscena (por baja) cantidad de 13 euros y no se circunscribe únicamente a los pies, sino que trabajan espalda, brazos, piernas y, de forma especialmente relajante, la cara y la cabeza.

Por 13 euritos yo me doy un masaje diario, si las circunstancias profesionales lo permiten, por supuesto. Esas cosas sólo se encuentran allí y hay que aprovecharlas.

Una vez masajeados, alimentados (el buffét japonés de la primera planta es sencillamente perfecto) y levemente siesteados, y tras una reponedora ducha decidimos avanzar en nuestra investigación sobre las posibilidades de ocio que el Haiyatt (no me digáis que no tiene gracia el nombre) puede ofrecernos para esas largas horas que discurren entre la cena (normalmente hecha entre las 6 y las 7) y la hora de irse a acostar, o a dormir, según se elija.

Debo apuntar en este momento un pequeño detalle. Solemos viajar tres personas, muy serias todas. Uno de nosotros tiene unas profundísimas creencias religiosas que le impiden, por decirlo de alguna forma, disfrutar de ciertas cosas que los otros dos, J (el mencionado en “Alyz”) y yo, sí sabemos aprovechar. Esto quiere decir que para no herir sus sentimientos debemos organizar todo de forma paralela. Requiere de una planificación estratégica sólo similar a la de cuadrar en España tu agenda, la de tu mujer y la de la correspondiente amiga de Hot.

Dicho esto, y después de apurar unos dramáticos, por mal hechos, gin-tonics en el lounge del hotel, pasamos a ejecutar la estrategia planificada previamente. Fingir que nos vamos a dormir para, pasados unos minutos, salir de la habitación furtivamente.

Sólo nos faltaban unos relojes intercomunicadores de esos de James Bond y, por supuesto, una conversación adecuada al momento (“Beef para Eater, Beef para Eater, ¿me recibes Eater?”; “Alto y claro, Beef, alto y claro”). No hizo falta, curiosamente en la asignación de habitaciones en la recepción a “alguien” le tocó su estancia en otra planta. Casualidades, oyes, no tiene nada que ver con que fuera yo el que realizó las gestiones (¿Maquiavelo is alive?).

Una vez libres de nuestro, aunque querido, muchas veces incómodo amigo, nos dispusimos a investigar eso del KTV, karaoke, para entendernos, que es donde supuestamente se encuentra lo que nosotros buscamos.

Se abre la puerta del ascensor y ¡sorpresa!, unas quince jovencitas chinas vestidas de princesas, como sólo en China se pueden imaginar que van las princesas vestidas, nos saludan todas a coro en un perfecto Chinglish: guzaftelnun sels, güelcom tu keitibi!!! (Good afternoon, sirs, welcome to KTV). Compañero, me parece a mí que hemos metido la pata y aquí se viene a cantar.

Desde ese momento nos acompaña una especie de maestra de ceremonias que se encarga de atenderte en todo momento y condición: servirte la copa, encenderte el cigarro, rellenarte la copa, apagarte el cigarro….pero nosotros no queremos ni beber (más) ni cantar, queremos conocer gente, del género femenino preferiblemente.

Solicitamos alguien que hable inglés, aunque sean cuatro palabras: y ahí apareció David. David es, era, el manager del KTV y, aunque de esto me di cuenta más tarde, el conseguidor oficial en China. Todo lo que quisieras en Houjie, David lo podía conseguir, desde cargadores de Ipod hasta Macallan de verdad, absolutamente todo.

Después de invitarnos a una copa y demostrarnos sus habilidades con el sipañol, decidí entrar en materia: “¿querido David, qué hay que hacer para conseguir compañía aquí?”. Respuesta inmediata: “Basta con decírmelo a mí”. EUREKA, LO ENCONTRAMOS!

David nos puso en manos de la única mami con algún conocimiento mínimo de inglés que se puso manos a la obra rápidamente, no sin antes disculparse porque el número de chicas disponibles no era muy alto dada la tardía hora, sobre las 10 de la noche, de madrugada, vamos.

Primer grupito, mucha chica joven, alguna de ellas demasiado joven para mi gusto, pero ninguna conexión. Creo que les damos miedo.

Segundo grupito, otras cinco o seis chicas, una de ellas bastante alta y con cara de mongola (de Mongolia, me vengo a referir). A mí me pareció una versión china de Sheena, Reina de la Selva, pero a J le gustó su pinta de guerrera amazona. Sigo sin conectar, joder, que especialito soy.

Tercer grupito, dos chicas nuevas junto con alguna miembro de los grupitos uno y dos. Esta mami se ha creído que somos tontos y que no las diferenciamos. Pero, ¿quién es esa personita pequeña de detrás?, y apareció ella, diferente, orgullosa, manteniendo la vista, segura de sí misma. Conexión hecha. Zhao Yang había entrado en mi vida.

Experiencia (por Icaro69)

A continuación os dejo con el precioso relato de la experiencia de Icaro69 con Klara, publicado con permiso expreso del autor.

 

No es un relato.

Es una carta abierta, sin fecha, ni sello. Inacabada que no escribe Ícaro, sino el alma de unas manos abiertas, tendidas.

No veréis a mis amigos los puntos suspensivos; no tienen palabras. Ni sentido.

Porque nació un punto de unión, de inflexión. Y seguido.

Por una vez, las metáforas duermen. El embrujo, bosteza.

Y sólo deseo, que el habitual rompecabezas....se convierta en un espejo nítido, sin reflejo; para incluso aquellos que pasean por primera vez por éste lugar. Donde podáis entender lo que yo antes dudaba y lo que ahora me purga, me subleva.

Posiblemente, éstas sean las experiencias más intensas que en seis meses de danza ésta morada me procuró. Aunque también, la más difícil de transmitir, de plasmar.

No es fácil. Ni mucho menos.

Cuando los sentimientos descontrolan a los instintos, surgen contradicciones, reproches, incoherencias y placeres indescriptibles que tambalean los cimientos de lo que creemos inamovible. Y con ella, con Klara, algo nació, algo crece. ¿Hasta cuando? ¿hasta dónde? ¿porqués?

No deseo saber más, de lo que ahora siento.

Ni esperar más, de lo que ella ande.

Dudé si ésta confesión, seguiría en el cofre de los secretos. Pero Klara merece saber lo que su mirada amansa, acuna, desaborla.

Dudé, si en "estimulantes" sería lo justo. Pero allá, sólo sangré. Allá pintan reinas de corazones. Y aquí, todas están boca arriba. Sin marcar. Mirándote a los ojos. Aquellos ojos que barajan al momento. Aguardando el roce, el escalofrío.

Y al final aquí me tienes, compartiendo mi debilidad, mi secreto, mi cariño ante todos los ojos de éste pequeño mundo. El nuestro. Nuestra cuna.

Comenzamos a jugar.....con la afinidad de dos almas en brega por intentar hallar en cada lado opuesto el alimento que crece en el aire y procura ternura, provoca deseo y presenta sus respetos: ni a una mujer, ni a un hombre. Sino a la más dulce emoción de sentir que alguien, desconocido es capaz de abrazar en pensamientos y te turba el pecho, nubla la razón y descontrola las formas. Y ya me ves escribiéndole al viento. A tus ojos. Y los de ellos.

Cruzaste el umbral de marzo, Klara, con la osadía y la gracia de quien se acerca lentamente, pero tan viva. Serena, pero tan intensa. De los espacios en blanco, del tiempo invisible, del mutuo respeto conocimos y comprendimos que era distinto. No había prisas. No la hay.

Tenemos todo el tiempo para perdernos en las escaleras de la vida. Ni subimos, ni bajamos. En el rellano, siempre nuestras piernas se enlazan. Nuestro vientre se encoge y la respiración del otro, encuentra el descanso. La extraña paz del deseo.

Y así me siento feliz, dichoso por conocer a cada nuevo encuentro tú endiablada figura. Sentir que el respirar, se acelera cuando me miras y te pausa cuando te miro. Y mañana, mañana al revés, Klara.

Aún recuerdo como si fuera ahora mismo aquel primer encuentro el gélido temblor de todo tu cuerpo, el frío y ardiente sudor que nos bañó de magia y empapó aquel lecho de pétalos con la incerteza de una primorosa primera vez.

Llevábamos semanas peinando las ansías, perfumando e imaginando si lo que sentíamos se escapa de nuestras manos o lo apretábamos con toda nuestra fuerza; si sería arte de magia o tendría pies y cabeza. Y el tiempo, ese péndulo que da o quita aquí te marca la hora exacta. Ni un minuto más, ni una noche menos.

Pero, Klara, olvidamos al corazón.

El me ha dado permiso para que mi gratitud se siga inspirando. Para que sigamos llegando como aquella mágica primera vez. Sin avisar. Sin esperar más de lo que sólo se siente cuando la carnalidad se entretiene al mirar por la ventana. Y cuando te vas el deseo traiciona aquella antigua travesía que desconoce cuando regresarán las ansías, aunque no duda, ni por un instante, que un aroma, un deje, una escena o una prenda alumbrará aquel claro de luna que cada noche se reencarna en eterna sonrisa.

Acunarte.

Sin dejar de desvanecerse.

Ambos sabemos que nuestros caminos van de la mano, sin pedirla. Ni enredarla.

Y lo más hermoso, lo más honesto es que ambos conocemos lo bueno y lo malo de nuestras miradas, de nuestras vidas en éste mundo que nos unió. El privilegio de sentirnos libres incluso en el purgatorio de los prejuicios.

Sabes donde estoy, y sé donde estás. Nos sabemos.

Iremos encontrándonos, paseando por el mundo de los sentidos.

Danzamos, Klara, en ésta burbuja de las formas, de lo que se ofrece y espera, pero ambos sentimos que la libertad, ni tiene precio, ni tiempo de espera, ni señales externas. De dentro el abrazo no miente, ni pervierte.

Llegará el día que cuando nadie nos conozca nuestras manos no dejarán de sudar, ni de esperar el calor del otro. No olvidaremos quien nos conoció y quien perpetuó.

Quizás, ésta terrible sinceridad desnuda lo insospechado, y se convertirá en una amistad, por encima incluso del cielo del placer.

Y ahí, no existen nubes, ni rastro de éstas palabras.

Tan sólo, querida Klara, nuestras miradas.

 

Espero que os haya gustado. El post completo, junto con las respuestas y comentarios, en este enlace:

http://www.forosx.com/phpbb2/viewtopic.php?t=11261

No soy amante de la poesía, pero...

..hoy ha llegado a mis manos este poema de Victor Hugo y no he podido resistir el publicarlo. Espero que os guste como me ha gustado a mi.

 

Poema de Víctor Hugo

Escrito en el S. XIX

 Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar

 Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro

Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

 Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuantas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo

de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío”
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus afectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.

 

Realmente impactante.

 

El verdadero éxito (I)

 

Me temo que me voy a poner trascendental. Que conste que he avisado, y el que avisa no es traidor, sino que es avisador.

Es alucinante como la sociedad actual te come la cabeza. Desde pequeñito te van metiendo en el cerebro en pequeñas dosis que la felicidad está en el éxito profesional, y el éxito profesional, en el nivel de pasta que ganas.

Obviamente, salvo que tengas un coeficiente de inteligencia 140 o seas borderline, no te das cuenta del error hasta mucho más tarde, cuando ya estás metido en la vorágine hasta las trancas y eres un engranaje más.

Salir de esa dinámica es absolutamente traumático, no sólo económicamente, sino socialmente. Las que tú suponías como amistades, dejan de serlo automáticamente. Es como si te volatilizaras, dejas de existir. Este es uno de los peores desprecios que se pueden sufrir.

Todo eso es superable, con mucho esfuerzo y sufrimiento, pero superable.

En mi caso tuve suerte, creo que me di cuenta a tiempo, aunque me costó casi dos años de lucha, judicial y mental, desligarme de mi pasado como ejecutivomolónsuperguaydivinodelamuerte.

Eso sí, salvé mi salud y recuperé mi vida, por lo que mereció la pena. Además, estos tipejos tuvieron que vender muchos bancos naranjas para darme el pastizal que el juez determinó. Muy desagradable todo, no os creáis.

Curiosamente, personas que habías despreciado al considerarlas inferiores por no compartir tu status económico-social, se te vuelven a acercar sin rencores. Es reconfortante observar que hay gente capaz de perdonar y olvidar…nice people.

Algunas veces la suerte llama a tu puerta, y cuando estaba reorganizando como vivir, tuve la oportunidad de trabajar en una de mis aficiones, el automóvil, ganando el 30% de lo que ganaba antes, en dinero, quiero decir. En tiempo y calidad de vida he ganado un 200%. Incluso tengo tiempo para escribir tonterías en Internet.

Más sobre mis circunstancias, en breve.

Esos pequeños detalles…

China (I)

 

China, desde hace dos años viajo allí unas tres o cuatro veces al año, con estancias de entre quince y veintiún días, es decir, paso casi dos meses al año allí. Y me encanta.

Hace dos años y un mes odiaba la comida china y/o asiática. Es lo que tiene la incultura. Ahora me fascina. Es lo que tiene viajar.

La comida china en China no es la comida china en España, es como comparar el jamón Naviful con un Quincejotas...nada de fritos, nada de grasas, material de primera y una cantidad ingente de sabores por descubrir.

Las verduras, las carnes (ternera, pollo, cerdo...), el pescado, el marisco son de una calidad excelente y a unos precios absolutamente sorprendentes.

Otra cosa a comentar es la forma de comer allí. Las comidas de negocios con chinos suelen celebrarse en salones privados, y siempre se piden platos para compartir entre todos los comensales, con lo que al final comes de todo en cada comida. Eso sí es equilibrio.

Anecdotario: si se pide agua sin más, allí la ponen caliente, no entienden que metas algo en el cuerpo que está más frío que él mismo, asi que hay que acordarse de pedir agua FRÍA.

Los modales. Me molesta grandemente la gente que hace ruido comiendo, me parece una falta de educación. En China he tenido que superarlo, no hacer ruido es de tipos raros o de occidentales, así que hay que irse concienciado a escuchar sssschhhhhhhhhhhrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrupppppppppppp en stereo mientras saboreas una fantástica sopa de verduras. Por supuesto, finalizar la comida con un pequeño eructito es sinónimo de que la misma ha caído bien. Te terminas acostumbrando, palabra.

Y dejo para el final lo mejor, el té chino, normalmente té de jazmín. Se bebe a todas horas y es de las cosas más sanas que he probado en mi vida, además de un excelente diurético y un afrodisíaco de primera. Me he hecho adicto, me traigo tres cajas cada viaje.

Intenté aprender a pedir té chino en chino, y las primeras veces detecté cierto cachondeíto cuando lo intenté. En mi cuarto viaje un ingeniero chino colaborador con mi compañía me explicó por qué: con la pronunciación que estaba usando realmente pedía un camino chino largo que va por la montaña.....cosas de occidentales.

Más sobre China en breve.

Recordad que los pequeños detalles de la vida son los que hacen disfrutar más de la misma.

Alyz

 

Alyz, curioso tema para iniciar esta publicación.

A Alyz la conocí la tarde del Jueves pasado en el local de señoritas de compañía más famoso de Madrid y, probablemente, de España. Jamás había estado allí antes, aunque sabía de sobra su existencia por los comentarios de un compañero de trabajo, en otros tiempos asiduo, y que fue el que me llevó a tomar una copa allí. Debo reconocer que no tuvo que insistir mucho.

Aquello era como el desfile de Miss Mundo y Miss Universo juntos, pero en oscuro por la estudiada iluminación. Decenas de bellísimas mujeres esperaban por grupos la entrada de caballeros deseosos, o no, de compañía femenina. Me llamó la atención lo elegantemente vestidas que iban algunas. Sinceramente me esperaba otra cosa más cutre. Mi compañero lo resumió perfectamente: "la calidad se paga".

Pero, yendo al título de mi primer artículo, voy a hablar de Alyz. Alyz son 177 centímetros de rotunda belleza húngara, una belleza inconmensurable, llamativa, altanera, soberbia, llevada como sólo una mujer muy bella consciente de ello la puede llevar, mirando por encima del hombro a todo el que le rodea.

Alyz y su amiga se nos acercaron, con esa falsa timidez que estas profesionales saben imitar a la perfección. Era pronto y no teníamos ganas de jarana, así que dimos la típica excusa del "disculpadnos, estamos hablando de negocios" y seguimos comentando las incidencias del día de trabajo, mientras admirábamos alguno de los bellezones que paseaban delante nuestras haciéndose las distraídas. Pero el contacto ya estaba hecho, Alyz me había mirado a los ojos, y yo había cometido el error de aguantarle la mirada. Me había enganchado, y ambos éramos conscientes de ello.

A pesar de cambiar de barra en un par de ocasiones, ella estaba siempre allí, destacando entre todas con ese vestido negro ajustado absolutamente precioso, con un escote de vértigo, que le quedaba como un guante y que más tarde descubrí era un modelito de Gucci carísimo, como todo allí.

Obviamente, un tipo tímido como yo es incapaz de entrar a un bellezón como ese, aunque sea en un sitio tan propicio para el ligue (sobre todo si te sobran 1000 euros) como éste del que hablo, asi que tuvo que ser mi amigo quien, en un descuido mío, le dijo algo. Supongo que sería algo ocurrente porque, mientras sus ojos se clavaban en los míos taladrándome ambos hemisferios cerebrales, la diosa se acerco de nuevo a mí. Obviamente la invitamos a una copa y, mientras el colega elegía acompañante, yo estuve algo más de cinco minutos examinando, embobado, a una de las mujeres más guapas y elegantes que he tenido cerca en mi vida.

Uno de mis muchos defectos es que, cuando me pongo nervioso, sudo, y más si voy vestido de traje y corbata. En ese momento estaba muy nervioso. No soy ningún santo, pero no termino de acostumbrarme a este tipo de ambientes, a los que he ido siempre por imperativos laborales y/o profesionales y en los que tengo que reconocer he disfrutado de juergas memorables.

Bueno, que me voy del hilo, estaba sudando como si hubiese terminado la maratón tres minutos antes y entonces, lo hizo, sacó un pañuelo de su pequeño bolso, también de Gucci, y me lo pasó por la frente sonriendo con una suavidad y una dulzura que no puedo definir. Ahí se me terminó el miedo, había decidido conocer a esa chica más en profundidad, dicho ésto en todos los sentidos de la palabra.

Por aquel entonces mi amigo estaba aún sin compañía, y eso podía suponer un problema. Tenemos un pacto de caballeros en estos sitios, si entran dos, salen dos. Así que le tocaba elegir. No es tan especialito como yo para las chicas, así que un brasileña rubia con una sonrisa preciosa fue la elegida.

Y ahí estábamos los cuatro, la verdad es que riéndonos y pasándolo estupendamente. Alyz es una chica muy culta, con estudios universitarios, capaz de expresarse en varios idiomas y con una (preciosa) cabecita muy bien amueblada para los 23 años que dijo tener, con lo que la conversación fue fácil y fluída: viajes, música, coches (encima le gustan los coches!), novios, esposas (ah, se me había olvidado comentar que estoy casado, ese es otro tema que merece un artículo para él solo), trabajo....en fin, una animadísima charla en la que los ojos de Alyz seguían trepanándome el cerebro con su profundidad y perfección.

La tarde se hacía noche y J, mi amigo, dió el paso. Hay que reconocer que se mueve como pez en el agua en clubes como éste. "Vámonos a cenar con ellas fuera". "¿Eso se puede hacer?", fue mi inteligente respuesta. La réplica sí que fue demoledora y sabia: "pagando puedes hacer aquí lo que quieras, o casi".

Las chicas, encantadas con el plan, ya que cobran un pastizal por salir, se quitan los tacones y encima cenan en un restaurante estupendo, lejos de las miradas envidiosas de sus compañeras con menos suerte ese día. Elegimos un fantástico restaurante de comida mediterránea cercano a Serrano y allí nos fuimos los cuatro en un taxi. El Mercedes de J estaba bien aparcado, para qué moverlo tan pronto.

Debo mencionar que las chicas se habían cambiado, sus fantásticos trajes de cocktail se habían convertido en vaqueros (carísimos de marca, of course) y los tacones, en zapatillas (¿sabéis de que marca las de Alyz?, de Gucci, no podía ser otra...). Una de mis máximas: Si una mujer defiende bien los vaqueros es que está muy bien, y éstas dos estaban muy, pero que muy bien.

Si dos chicas jóvenes tan preciosas ya destacan de por sí, si encima van con dos tíos, uno con los cuarenta recien cumplidos, y el otro, J, con 11 años más, imaginaos las miradas en la calle. Mi ego no cabía en la Plaza de Colón. Lo siento por los envidiosos, ella iba conmigo.

La cena fue estupenda, muy divertida, como de pandi. Me encanta que estas chicas sean capaces de hacerte creer que has ligado con ellas de forma tan natural. Creedme, es hasta sano para la mente, te refuerza la autoestima. J y Priscilla, la brasileña, hacía tiempo que llevaban dándose achuchones y morreos. A mi no me salía el impulso, ¡coño, soy un caballero!, con mirar sus ojos y sus larguísimas pestañas tenía suficiente por el momento.

Debo reconocer que soy un tipo ocurrente y divertido, y más con dos gintonics de Beefeater con chorrito de limón exprimido encima y esa noche estuve especialmente inspirado. Hay que dar el do de pecho en las grandes ocasiones, y esta era como jugar la final de la Eurocopa. Resumiendo, in my best...

Vuelvo a decir que soy tímido y patoso, no sé nunca cual es el siguiente paso. Para eso está J, es un crack y la experiencia es la madre de la ciencia. Priscilla conocía un aparthotel muy chic cerca de Princesa. Sitio con mejor nombre no podría habérseme ocurrido ni a mí. Esta vez si que fuimos en el Mercedes.

Ni cojernos de la mano, hasta ese entonces un par de roces, ayudarla a entrar y salir del coche y poco más. No había que forzar nada mientras sus ojos me siguieran mirando. Llegada al hotel, reparto de habitaciones (no era ni de cerca tan chic como contó Priscilita) y primer momento a solas. Me temblaban hasta las patillas de las gafas (que Alyz tardó en reconocer como de Prada en ocho segundos exactos). No es la primera vez que estoy con una profesional, pero estaba entusiasmado e hiperexcitado con la idea de poder besarla, como cuando tenía catorce años...¡qué sensación más fantástica!.

Mientras ponía unas copas, ella encendió una minicadena que tenía la mini suite y estaba sonando una antigua canción de Hall & Oates, Maneater. Lo siento por los que no sepan inglés, pero transcribo la letra de la susodicha canción para que me entendáis mejor y entréis en situación:

She’ll only come out at night
The lean and hungry type
Nothing is new, I’ve seen her here before
Watching and waiting
She’s sitting with you but her eyes are on the door
So many have paid to see
What you think you’re getting for free
The woman is wild, a she-cat tamed by the purr of a Jaguar
Money’s the matter
If you’re in it for love you ain’t gonna get too far

Oh here she comes
Watch out boy she’ll chew you up
Oh here she comes
She’s a maneater
Oh here she comes
Watch out boy she’ll chew you up
Oh here she comes
She’s a maneater

I wouldn’t if I were you
I know what she can do
She’s deadly man, and she could really rip your world apart
Mind over matter
The beauty is there but a beast is in the heart

Oh here she comes
Watch out boy she’ll chew you up
Oh here she comes
She’s a maneater

¡Dios mío, va a acabar conmigo!

No, no fue así. Alyz es dulce, y supo desde el primer momento que yo necesitaba eso, suavidad, lentitud, ternura...el primer beso fue absolutamente sublime. Creo que no le había visto los ojos cerrados hasta ese instante. Del resto no voy a hablar, ya he dicho que soy un caballero.

Alyz es peligrosa, y lo sabe, puede engatusar a quien quiera, y lo sabe, puede engancharte, y lo sabe, pero creo que le toqué la fibra sensible. La trate como a una señora, la hice reir mucho, la escuché mucho y acerté en casi todos mis comentarios. Creedme si os digo que no me olvidará facilmente, y no soy una persona que destaque por su seguridad en las relaciones personales, y menos con las mujeres.

Tengo su número de móvil, de hecho le mandé un mensajito agradeciéndole la fantástica velada. Lo curioso es que me respondió. ¿Pensáis que la llamaré?, pues no tengo ni idea, pero seréis los primeros en saberlo.

Más sobre mis vivencias, en breve.

Disfrutad de los pequeños detalles de la vida, son los únicos que merecen la pena (a no ser que tengáis un roadster, claro).