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Esos pequeños detalles...

Mis circunstancias

El verdadero éxito (I)

 

Me temo que me voy a poner trascendental. Que conste que he avisado, y el que avisa no es traidor, sino que es avisador.

Es alucinante como la sociedad actual te come la cabeza. Desde pequeñito te van metiendo en el cerebro en pequeñas dosis que la felicidad está en el éxito profesional, y el éxito profesional, en el nivel de pasta que ganas.

Obviamente, salvo que tengas un coeficiente de inteligencia 140 o seas borderline, no te das cuenta del error hasta mucho más tarde, cuando ya estás metido en la vorágine hasta las trancas y eres un engranaje más.

Salir de esa dinámica es absolutamente traumático, no sólo económicamente, sino socialmente. Las que tú suponías como amistades, dejan de serlo automáticamente. Es como si te volatilizaras, dejas de existir. Este es uno de los peores desprecios que se pueden sufrir.

Todo eso es superable, con mucho esfuerzo y sufrimiento, pero superable.

En mi caso tuve suerte, creo que me di cuenta a tiempo, aunque me costó casi dos años de lucha, judicial y mental, desligarme de mi pasado como ejecutivomolónsuperguaydivinodelamuerte.

Eso sí, salvé mi salud y recuperé mi vida, por lo que mereció la pena. Además, estos tipejos tuvieron que vender muchos bancos naranjas para darme el pastizal que el juez determinó. Muy desagradable todo, no os creáis.

Curiosamente, personas que habías despreciado al considerarlas inferiores por no compartir tu status económico-social, se te vuelven a acercar sin rencores. Es reconfortante observar que hay gente capaz de perdonar y olvidar…nice people.

Algunas veces la suerte llama a tu puerta, y cuando estaba reorganizando como vivir, tuve la oportunidad de trabajar en una de mis aficiones, el automóvil, ganando el 30% de lo que ganaba antes, en dinero, quiero decir. En tiempo y calidad de vida he ganado un 200%. Incluso tengo tiempo para escribir tonterías en Internet.

Más sobre mis circunstancias, en breve.

Esos pequeños detalles…